Allá por el siglo XII al poeta florentino Dante Alighieri se le ocurrió escribir una obra, una comedia en la forma primera de la literatura, que es la poesía épica. Dante mismo llamó a su obra Commedia, ya que al tener un final feliz no podía ser una tragedia. El adjetivo "Divina" fue agregado casi doscientos años después por los cronistas de la época, como a los Cadillacs, que después la prensa rebautizó "Fabulosos".
Volvamos a la Divina Comedia.
Aunque no se sabe con certeza, se calcula que Dante la escribió entre 1304 y 1321, justo a tiempo para palmar, porque el viejo Alighieri tuvo el buen gusto de terminarla muy poco tiempo antes de morirse. Hay una historia curiosa: fue el hijo de Dante - es decir el Nene Alighieri - quien recopiló los manuscritos de su padre para "publicar" la Divina Comedia, pero se encontró con que faltaba parte de los manuscritos. Una buena noche, el joven Alighieri soñó que su padre le indicaba dónde estaban guardados los manuscritos; al día siguiente los buscó y allí estaban los manuscritos perdidos. Creer o reventar.
Forma y Estructura
La Divina Comedia está escrita en verso, con un estilo de rima muy particular y con una estructura en la que predomina (casi obsesivamente) el número tres. Cuenta con tres cánticas: Infierno, Purgatorio y Paraíso; cada cántica cuenta con treinta y tres cantos - más uno introductorio, lo que suman cien cantos en total - y cada estrofa tiene tres versos. Hay tres personajes principales: el mismo Dante, quien representa a la Humanidad, el poeta Virgilio, quien personifica la Razón, y la casta y pura Beatriz, a cargo de la Fe.
La historia en sí es bastante simple: Dante, en la mitad de su vida, se pierde en un bosque oscuro y se encuentra sin querer a las puertas del infierno. Así sabe que por orden divina debe recorrer y ser testigo de lo que sucede en el infierno, en el purgatorio y en el paraiso. Durante su recorrida Dante describe con precisión y con mucha belleza los detalles de cada instancia, y a lo largo del relato se van discutiendo temas filosóficos, políticos y teológicos. Está de más decir que lo más divertido es el infierno y un poco menos el purgatorio... el paraiso está muy bien también, pero al lado de lo que ya veníamos leyendo (fuego, sangre, almas ardiendo) es un poco un embole.
No se sabe si es a propósito o no, pero es un poco antes de la Commedia que la Iglesia determina que el Infierno es un lugar de castigo (hasta el siglo XI el infierno era apenas la prisión de Satanás) y comienza a amenazar a los fieles con los fuegos eternos. La Divina Comedia vino a reforzar tanto esa idea que fue con la Commedia y no antes que los creyentes comenzaron a temer a los castigos del infierno.
La Belleza Literaria
Además de la importancia filosófica y teológica, la Divina Comedia está llena de momentos de un altísimo valor estético; tanto en imágenes como en recursos de arte poética hay mucha belleza. Nuestro mentor literario, nuestro Virgilio criollo, nos señala dos de estos grandes y hermosos momentos*:
Alfinal del Canto V del Infierno, recorriendo el segundo círculo, donde se castiga a los lujuriosos (un amigo mio cree que le va a tocar ahí), Dante siente desmayarse "...y caí como cae un cuerpo muerto." Esta última línea en el toscano original: "...e caddi como corpo morto cade." es uno de los mejores ejemplos de aliteración, es decir, que las palabras suenan como lo que se describe. Hágase la prueba (en castellano también funciona, aunque no tan bien) de leer la frase en voz alta, y suena como si un cuerpo cayera muerto al piso.
El otro momento es el primer canto del Purgatorio, en que Dante ve el amanecer y dice que es "del dulce color del zafiro oriental" (en el original: dolce color d'oriental zafiro), haciendo un juego de palabras entre el oriente (que es por donde amanece) y el zafiro oriental, donde está en el cielo no sólo el color, pero también el misterio de oriente, de lo que habrá de venir.
Si uno se atreve al juego de leer la Commedia en su idioma original (el toscano, un dialecto de donde viene el italiano) y en voz alta, con cierta afectación, es decir, tomándose el tiempo de pronunciar las sílabas, respetando las pausas, etc, se disfruta mucho más de estas felicidades. Ojo, no es difícil, ya que se consiguen sin problemas ediciones de la Divina Comedia en dos idiomas: en una página los versos en el toscano original y en la otra su traducción al castellano.
Notas Finales
Otra de las enormes virtudes de la Divina Comedia es que, más allá de la profundidad filosófica y teológica, más allá de la estética literaria, la historia es fascinante. Quiero decir que si uno cree (engañándose, porque no es así) que lo filosófico y lo estético es pesado y aburrido, igual puede disfrutar de la historia, de los detalles terroríficos y fantásticos: hay demonios, hay ángeles, hay tumbas abiertas, hay héroes de la mitología clásica, ahí está el Minotauro, hay abismos, montañas, una ciudad maldita, redención... es el relato del más delirante de los viajes, y se me ocurre que hasta ahora no se hizo una película porque no hay como retratar lo que nos cuenta Dante, al menos con la misma gracia y con la misma impresión. Aún una modesta edición en prosa (la primera que yo lei) nos da una idea de lo grandioso de la Commedia, especialmente si tiene las ilustraciones de Doré.
Léanla, cuéntesela a los chicos a la hora de dormir, les aseguro que no hay casi nada mejor para la imaginación.
*Leer el ensayo "La Divina Comedia" del libro Siete Noches de don Jorge Luis Borges.