13 de julio de 2011

Ser


 Barney Hoskyns, en su biografía de Tom Waits nos dice que el viejo Tom fue construyendo desde sus inicios artísticos un personaje para el público y la prensa que de a poco fue ganándole terreno al Tom Waits privado, hasta concluir siendo todo personaje y nada... ¿nada qué?
Es decir: ¿cuál es el verdadero Tom Waits: se trata de una identidad cubierta por otra artificial, o es el verdadero ser de Tom Waits el que fue aflorando con años de whisky, noche, Bukowski y pianos aporreados?
La respuesta, queridos amigos, no la sabremos nunca; el viejo Tom, Tommy The Cat, el hijo de Frank y Alma, astutamente no permite el acceso a su vida personal ni autoriza ninguna de las biografías que de él se han escrito, ni siquiera una tan buena como la de Barney Hoskyns.
 
En un informe oscuro y enredado, el Aspirante R.M. afirmaba que cada persona es en realidad tres: La persona viva y física con la que todo el mundo interactúa, el fantasma de quien uno ha sido, y la proyección de quien uno desea ser. Transcribimos parte del informe: Todos caminamos siguiendo al Deseo y arrastrando al Fantasma. Como se prevee inmediatamente, ninguna de estas tres personas es estática, todos mutan constantemente: el fantasma se va alimentando de quienes somos y de lo que hacemos, acumula en sí los resultados de nuestras acciones (por supuesto, son casi todas derrotas y desilusiones) y así se vuelve cada vez más cínico, más lloroso y más pesado; la persona física no hace más que acomodarse a la circunstancia, y la proyección de nuestro deseo se va haciendo cada vez más flaca y más esquiva con el correr de los años.
Lo que el Aspirante básicamente nos dice es que no sólo no somos una sola entidad, si no que además estas identidades múltiples van cambiando todo el tiempo.



Otras corrientes más convencionales piensan que simplemente somos la sumatoria de lo que nos han enseñado (padres, escuela, sociedad, novias malvadas, etc) más lo que hacemos por nuestra propia cuenta a partir de cierta madurez; luego, seguimos cambiando de acuerdo a la circunstancia que nos rodea. Para echarle color al guiso, también cambiamos por conveniencia: cuando conocemos una mina que nos gusta adoptamos costumbres higiénicas que a lo mejor no teníamos, por citar un ejemplo. Es decir que también influye lo que los demás perciben de uno; la mirada de los otros es, absurdamente, uno de los factores de más peso para definir nuestra conducta... o contéstenme si no porqué no vamos a trabajar todos los días en calzoncillos.

Como ven, hay todo un supermercado de ideas prostéticas, una gran variedad de muletas anímicas ante la desazón que produce saber que no podemos saber con certeza quiénes somos, lo que somos... mucho menos podemos saber quién es otra persona... ¿qué diferencia habrá entre la persona que uno tiene en frente y la que uno quiere tener?

Lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta quién es quién y eso, que pudiera parecer una mala noticia, encierra a lo mejor otra: no hay nada más parecido a una orgía.


Y ahora devuélvanme el calzoncillo que me tengo que ir.


Addendum

Si lo pensamos un poco, es inevitable ser quienes somos, o lo que somos. Supongamos que es cierto que Tom Waits sea efectivamente un personaje armado, pues bien: crearse un personaje, actuar para el público es parte de Tom Waits. Cualquier cosa que hagamos, así sea una permanente simulación, es parte del complejo cúmulo mutante que somos.

De la inmensa cantidad de definiciones filosóficas sobre qué es el yo, me quedo con una de la que no recuerdo el autor (seguramente alguno de ustedes me sabrá decir): Uno es lo que uno hace con lo que han hecho de uno.

Ahora si, me retiro en perfecto orden. 

The Banshees of Inisherin

Recién sacadita del  horno, esta flor de película es un deleite de profundidad y emoción en medio de tanto rayo láser, músculo en lycra bril...