6 de agosto de 2012

Un Dios Salvaje


Festejemos: por esta vez la traducción del nombre original de una película es adecuada, incluso en este caso hasta un poco correctiva. Verán: la película en su idioma orignal (ingles, of course) se llama Carnage, lo que significa carnicería en el sentido de un desastre sangriento. Pero la película está basada en una obra de teatro de Yasmina Reza, cuyo título es Le Dieu du carnage. Bien por los traductores de los títulos de películas, ojalá sigan por este sendero y no vuelvan a "Dos Parejas Locas", por ejemplo.

Esta película está dirigida por Roman Polanski, y eso es decir muchas cosas. Para empezar, que es una película interesante e inquietante; podremos gustar más o menos de las películas de Polanski, o decir que es desparejo, que hay obras magníficas y otras no tanto (no vamos a poner ejemplos aquí para no desatar una discusión estéril), pero creo que se puede decir tranquilamente que ninguna película de Polanski es aburrida. Si alguien se aburre con Polanski es porque no entendió nada. Vaya a ver algo de cine, aprenda y después vuelva. Nada: al rincón.


No vamos a poner el trailer porque la trama es muy sencilla: dos chicos se pelean, uno le parte la trompa al otro y los padres de ambos pibes se reúnen a discutir el asunto. Eso es todo. La película transcurre enteramente en el líving del departamento de una de las parejas y sólo están estos cuatro personajes, en un formato que respeta y deja adivinar fácilmente el origen teatral de la historia. Lo interesante e inquietante es ver cómo una reunión cordial, civilizada y muy políticamente correcta empieza de a poco a oscurecerse a medida que salen a flote las miserias y egoismos de cada uno hasta formarse un caos en los que no faltan el exceso de alcohol, el revoleo de cosas y una vomitada que quedará fija en la memoria cinematográfica de todos nosotros.

Polanski no es ningún gil y sabe cómo ir poniendo nervioso al espectador: de a poco. Al principio la película puede parecer chata, pero comienzan a aparecer unas puntitas, unos gestos, unos tonos de voz y vamos sintiendo como si unas arañitas se estuvieran peleando en nuestro estómago. Al cabo de un rato uno está completamente metido en esa discusión (incluso aprovecha para pelear con la pareja un poco, ya que estamos), tomando partido por uno o por otro, cambiando de opinión y vuelto un gil en las garras maléficas de este polaco zorro.


Al finalizar uno piensa en qué tan gruesa y firme es la capa de civilización que nos fueron poniendo, hasta dónde podemos mantener la educación y las formas cuando un pibe le rompe la trompa a nuestro hijo, o cuando acusan a nuestro hijo de ser un criminal, o hasta dónde, como dice uno de los personajes, conviene de una vez admitir que creemos en un dios salvaje y hacemos lo que realmente tenemos ganas de hacer, o decir.

Como para que terminen de tentarse y la vean: no sólo está dirigida por Roman Polanski, las dos parejas protagonistas de la películas son Jodie Foster, Kate Winslet, John C. Reilly y Christoph Waltz.




Paz y Amor.



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